Se estima que uno de cada tres casos de Alzheimer obedece, en gran medida, a las consecuencias adversas de varios factores de riesgo que son potencialmente evitables o controlables.

Estos factores facilitan la aparición de deterioro cognitivo, particularmente cuando confluyen con determinados factores genéticos y con otros que aún se desconocen.De hecho, podemos prevenir en parte sus consecuencias, simplemente modificando nuestros hábitos de vida menos saludables y llevando un estilo de vida cognitiva, social y físicamente activo.

De esta forma, fomentaremos nuestra salud cerebral y reduciremos la probabilidad de padecer demencia en el futuro. Así pues, como explicamos en este artículo, las verdaderas “vitaminas para la memoria” las encontramos en la promoción y mantenimiento de unos hábitos de vida saludables.

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