Las personas con Alzheimer pueden sufrir cambios en su estado de ánimo, así como alteraciones en su conducta en algunos momentos. Estos cambios pueden suponer un aumento de la agresividad, hiperactividad, o anosognosia, entre otras.
Gestionar estas alteraciones conductuales no es una tarea sencilla, y además pueden generar situaciones incómodas o violentas entre la persona con Alzheimer y su cuidador, ya que por la propia naturaleza de la enfermedad que causa estos cambios, la persona que los padece no es consciente de ellos.
Cuando se da una situación en la que el paciente está agitado, y en un estado fuera del habitual, es importante saber cómo reaccionar para evitar que la situación escale todavía más, y dar prioridad al bienestar de la persona con Alzheimer.